Friday, May 25, 2007

Nana nana, nana nana, tshh tshh!!

Si pusiese música a los recuerdos, llevarían esta melodía sin duda.

Nuestro verano. Nuestro pequeño verano. Repleto de estudios de la publicidad actual. Grandes ideas que nos asombran (me he disuelto entre uno de ellos, como si se tratase de una pastilla efervescente, sin formar parte de ningún tipo de anexo).

Empiezo a mirar los paquetes de cigarrillos y a juzgar la tipografía escogida, su diseño y cuestiono si el formato sigue con su estilo de siempre. Joder, creo que empiezo a enfermar.

Debe ser el humor del mar, que se contagia.

Jamás pensé que el mar enrojecería tras el primer día cálido de verano. Las olas una y otra vez estallan contra las rocas, dando nombre a la costa.

Este recuerdo llevaría cargando en su espalda una guitarra maltrecha que descansa sólo para comer.

“Ama al prójimo dicen algunos… ¡¡si tan siquiera me amo a mi mismo, qué coño voy a amar!! Creía que estaba decepcionado del mundo y en realidad estoy decepcionado de mí mismo”.

Ese pensamiento sigue ahí, en mí, pero conseguí olvidarlo durante un par de días. Voy a tener que ser paciente conmigo me repito incesantemente.

Quiero pensar que la solución no está en un porro de maría, unas copas del peor whisky y una libertad compartida. Por Dios, espero que no. Porque de ser así, soy enormemente infeliz.



Me quedará gaucho’s para el día que decida vivir de lo vivido con la cabellera repleta de canas o completamente calvo?

Si existes, destino, sólo te pido eso.

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