Tuesday, July 17, 2007

toc toc

Apareciste frente al timbre viejo que aún cuelga con su cableado negro en el lado izquierdo de mi puerta de roble. Aquél que la gente teme presionar.

Yo no sé lo que es observar por la mirilla. -“Un día de estos vas a tener un susto con alguien”- me recuerda mi madre ya cansada de tanto trabajar para darme todo lo que me rodea.

Pero ella ahora no está, y no hay quién para echarme la bronca y decirme qué está bien en cada momento. Ella no está. Estamos sólo tú y yo, y yo ya he decido dejarte entrar. No sé si he hecho bien. Parece que juegues tú en casa y que sea yo el foráneo que irrumpe con algo de información bajo el brazo que pueda interesar.

Ya dentro, resbalan gotas de nerviosismo por mi frente y tu mirada se ciega en mis ojos. Yo no puedo mirarte constantemente, no lo he podido hacer nunca con ninguna mujer, y no vas a ser una excepción.

Además, hace una semana, una amiga me mostró en una revista llamada cuore, que las personas que miran fijamente a los ojos a la persona que tiene delante más de cinco segundos seguidos, es que quieren sexo. Así que era absurdo que continuases dándome información del curso de inglés cuando yo estaba pensando en otras cosas. Era absurdo, te lo puedo asegurar hasta el punto en que apenas recuerdo el tono de tu voz.

En cambio, recuerdo sin titubeo tu sonrisa y ojos, que de no saber tu procedencia sureña, hubiese puesto la mano en el fuego para decir que eras cercana a los países más nórdicos que puedan existir. Pero ahí entraba en juego tu tez y cada centímetro de tu cuerpo. Tostados, brillantes, como la de todas esas chicas de los anuncios que todo muchacho desea.

Y de aquellos veinte primeros minutos prácticamente me he olvidado de todo. He olvidado todo lo que pasó. En cambio de ahí en adelante, podría escribir días enteros explicándote porque sonrío a día de hoy.

Pero prometí ser cauto y no voy a explicar esos detalles que vi como un niño cuando tiene plena capacidad para empaparse de todo lo que le rodea.

Niño soy. De eso tú, estabas segura.

1 Comments:

At 2:35 AM, August 27, 2007, Blogger Carla said...

ay amigo, que no te voy a acompañar a la biblioteca esta vez y no podremos reirnos con las teorías de la cosmopolitan sobre la sexualidad y las miradas.
yo llamaría a esa mujer y le prometería veinte hijos y un buen porvenir, volverá

un besazo mua!

 

Post a Comment

<< Home