Thursday, November 01, 2007

Estrellas de purpurina

Había algo absorbente en su indiferencia. Algo difícil de encontrar bajo sus rizos dorados. Algo absorbente que acababa en sus labios de color rosa que soñaban con todo lo carnal que yo conocía. Algo desorbitado.

Arrítmica y diferente. Suya.

Era como si estuviese bailando en su casa con la vida hecha. Sus hijos golpeándola torpemente tras el desayuno. Un ritual familiar del cual ella estaría orgullosa. Invitaría a todos aquellos que sintiesen vergüenza y no se pararía a mirar las caras de éstos. Eso a ella no le importa. Le importa que ellos sepan cómo se puede ser feliz con tan poco. Un radiocasete y un parquet donde los pasos no quedan eclipsados con el ruido quebrantado de la madera. Unos pasos torpes, claro.

La mirada perdida en el gozo y el cuerpo aquí y allí y vuelta a empezar. Es un espectáculo estupendo. Un espectáculo que jamás termina para mí. Se paró el tiempo, o al menos, fue más lento.

Sus ojos, que habían sufrido con anterioridad y guardaban dolor de la manera que podían, trataban de darle la aceptación a todo lo que les rodeaba. Todo estaba bien, incluso aquel cigarrillo que te fumabas, incluso aquella blusa insinuante que provocaba al de delante, incluso aquel “tonteo” con los que te miraban, pensando: “es mi presa”.

Todo era un juego. La vida era un juego, y tú jugabas con ellos haciéndole más daño del que realmente creías. Pero tú no querías, porque yo me fijaba y tú no querías. Tú sólo te querías a ti. Solamente a ti. Ni a tus amigas que te miraban mientras reían. Ni a los babosos de al lado. Ni a mí, que estaba en la barra pidiendo algunas copas.

Tenías cierta genialidad. Causabas cierta admiración para aquellas que están hoy cansadas de resistirse a las injusticias de los hombres.

También tenías unos ojos profundos y ausentes. Azules con un tono gris donde moría todo aquel que quería buscar respuestas. Tuve una sensación (cuando nuestras miradas se cruzaron). Era como si estuvieses observando la línea del horizonte que todo el mundo mira cuando pretende hacer de un sueño, la realidad. Algo palpable.

Y en aquel momento, te perdiste bajo aquella base tecno, que yo, tanto odiaba.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home