Tuesday, December 11, 2007

Prácticamente real

Había algo absorbente en su indiferencia. Un enigma escondido bajo sus rizos color carbón, con un toque púrpura. Un misterio que también residía en sus labios de color picante que soñaban con todo lo carnal que yo conocía. Éstos, eran algo desorbitado.

Arrítmica y diferente. Suya.

La mirada perdida en el gozo, y el cuerpo aquí y allí, un vaivén descontrolado. Es un espectáculo estupendo. Un espectáculo que jamás termina para mí.

Sus ojos sufridos guardaban dolor de la manera que podían. Trataban de darle la aceptación a todo lo que les rodeaba con miradas fugaces a lo estático de la sala. Parecía pues, que todo era correcto; incluso aquel cigarrillo que te fumabas, incluso aquella blusa insinuante que provocaba al de delante, incluso aquel tonteo con los "pelatis" que te miraban, pensando: ¡madre mía!

Todo era un juego para ti, pero no para ellos, los que segundos más tarde notaban tu bienestar sola. Tú no pretendías dañarles, porque yo me fijaba y tú no querías. Tú sólo te querías a ti. Solamente a ti. Ni a tus amigas que te miraban mientras reían. Ni a los babosos de al lado.

Tenías cierta genialidad. Causabas cierta admiración para aquellas que están hoy cansadas de resistirse a las injusticias no ocasionales.

También tenías unos ojos profundos y ausentes. Azules con un tono gris donde moría todo aquel que buscaba respuestas. Me miraste una vez. Era como si estuvieses observando la línea del horizonte que todo el mundo mira cuando pretende hacer de un sueño, la realidad. Algo palpable.

Una base tecno nos distanció tras decidir que eras inaccesible. Una cegadora niebla me llevó de vuelta al centro de la ciudad con los ojos empapados. Y ahora, los viejos temores, piden paso.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home